Dinámica

PASO 1 – El dinamizador explica al grupo los objetivos de la dinámica y su funcionamiento. Las imágenes de los personajes se proyectan con alguna información sobre cada uno (Anexo 1)

PASO 2 – Se asigna una fotografía de uno de los personajes a cada participante

PASO 3 – Cada participante debe describir individualmente la vida de ese personaje lo más completa posible. Se pueden hacer las siguientes preguntas:
¿Cómo fue su infancia, su adolescencia, su juventud o su vida adulta? ¿Qué es más llamativo en la vida de esta persona? ¿Qué le hace feliz? ¿E infeliz? ¿Cuáles son sus miedos? ¿Y sus victorias? ¿Fortalezas y debilidades? ¿Qué hace en su tiempo libre? ¿Cuál es su profesión? ¿Estudia? ¿Trabajó/trabaja? ¿Tiene familia? ¿Cuáles son sus valores? ¿Qué le define?

PASO 4 – En grupo, se explica/lee la historia real de cada uno de los personajes. (Anexo 2)

PASO 5 – Reflexión en grupo sobre la diferencia de la historia imaginada y creada con la historia real e impacto en los participantes. La reflexión puede guiarse con las siguientes preguntas:
¿Cómo te sentiste? ¿Cómo fue el ejercicio de imaginar la historia para tu personaje?
Después de haber creado historias para cada uno de los personajes, ¿cómo os sentisteis al escuchar la historia real de cada uno de ellos? ¿La historia que creasteis fue muy diferente? ¿Fue similar?
¿Hasta qué punto podemos trabajar, con este ejercicio, la empatía? ¿Y la construcción de puentes?
¿Cómo podemos trasladar esta dinámica a nuestra vida cotidiana?

PASO 6 – Tras la puesta en común, el dinamizador debe tratar de sistematizar las principales ideas compartidas, recordando, una vez más, que uno de los objetivos de la dinámica estaba relacionado con la promoción de la empatía y la capacidad de ponerse en el lugar del otro. A partir de una historia imaginaria, se invitó a cada participante a imaginar la vida del personaje que se le había asignado, teniendo en cuenta sus propios referentes. En este sentido, para construir nuevas oportunidades de diálogo y tender puentes, es importante que tengamos la capacidad de ponernos en el lugar del otro y, a partir de ahí, tengamos la capacidad de comprender mejor lo que el otro siente y vive.