¡Este mes, Silvia Gabriela Vázquez, compartió sus reflexiones con nosotros! Silvia vive en Buenos Aires, una de sus pasiones es la escritura y más concretamente escribir poemas. La encanta ayudar a personas a construir proyectos con propósito a través de sus talleres on line de orientación vocacional.
¿Cómo llegan los programas Ubuntu a tu vida?
A través de una alumna que mencionó la filosofía Ubuntu en su trabajo final de diplomatura en Resiliencia. Me encantó y busqué más información. Luego, volví a escuchar el término Ubuntu en un seminario sobre aprendizaje servicio al que asistí como Embajadora para la Paz.
¿Qué fue lo que te llamó la atención para decidirte a participar en este programa?
Cuando me llegó un correo electrónico en el que se ofrecía la posibilidad de realizar la formación, no dudé en postularme. Sentía que el programa era una oportunidad única para aprender sobre el tema y conocer personas con mis mismos sueños de construir puentes interculturales a favor de la paz.
¿Cuál fue tu primera sensación cuando comenzaste el primer día?
Mucha alegría, realmente era lo que buscaba, de inmediato me sentí parte de esa comunidad.
Y según fueron avanzando los días, ¿cómo fue la experiencia?
A medida que pasaban los encuentros me gustaba más participar. Estábamos en plena pandemia y la comunicación con colegas que se habían sumado a la formación desde diversas partes del mundo, fue un modo distinto de abrazar.
El momento que más destacarías de todo el programa ¿Cuál fue?
La manera en que está organizada la formación, el modo de combinar teoría y práctica. Y sobre todo el hermoso clima que se vivencia.
¿Para qué te ha servido haber participado en este programa Ubuntu?
El programa me sirvió muchísimo para integrar como un “todo” aquello que venía trabajando desde hacía más de 20 años de manera fragmentada.
¿Por qué recomendarías a otros jóvenes o profesionales que trabajan con jóvenes participar en este programa?
Lo recomendaría tanto para los jóvenes como para quienes, como en mi caso, trabajan con ellos, en especial porque la gran variedad de testimonios que se comparten permite que se sientan identificados con líderes positivos y puedan poner en práctica sus propias iniciativas para mejorar el mundo que los rodea.
¿Cuál de las 3 dimensiones que trabaja el programa te llamó más la atención: ¿la ética del cuidado, el liderazgo de servicio o la construcción de puentes?
Las tres dimensiones me parecen fundamentales. Creo que no puede existir una sin la otra. Un líder enfocado al servicio no puede acompañar a otros si no es desde la ética del cuidado. Si tuviera que elegir la que me llamó más la atención, diría que la construcción de puentes, por el modo en que fue abordada. Me gustó mucho el trabajo con las imágenes de puentes y las reflexiones que se generaron en los grupos.
Desde tu punto de vista ¿Qué puede aportar Ubuntu en este momento al mundo?
En este momento considero que el pilar de Ubuntu que más falta hace en el mundo es la empatía. Como he planteado hace tiempo, en un artículo, debería ser el Objetivo de Desarrollo Sostenible nº0, previo a todos los demás, para que los otros 17 puedan alcanzarse.
Un referente Ubuntu que te inspire…
Mandela, ha sido uno de mis grandes referentes desde mi adolescencia. Me inspira su manera de escuchar a los demás, de brindarse, de respetarlos. Siempre le admiré. Le dediqué varios poemas, uno de ellos forma parte de mi libro solidario “La tenacidad de la Palabra” (Escrito a total beneficio de un proyecto de alfabetización para niños de Uganda y publicado a través de la Fundación Five Words).
Alguna otra cosa que nos quieras comentar, Gabriela.
Quisiera agradecerles por todo lo aprendido, tanto en la Academia de Líderes Ubuntu, como en el curso de Formación de Formadores. Tanto por el valioso contenido y en especial por el grupo maravilloso de personas que ahora forman parte de mi vida.
Muchas gracias, Gabriela, un regalo contar contigo en el boletín de este mes.