Del latín Servitium, servicio significa “la acción de servir”, “el estado de aquellos que están sujetos a”, “la acción humana destinada al servicio de los demás”. El modelo de servicio propuesto por la metodología Ubuntu anula la tentación de “colonizar” al otro, basado en la suposición de que debemos enseñarlo a lidiar con la complejidad de los problemas que enfrenta, porque no sabe y sabemos más y mejor.
Una persona enfocada al servicio en Ubuntu está llamada a contribuir al bien común, ya sea cultural, humanitario o ecológico.
Tener un horizonte que no se limita al Yo implica abandonar nuestro narcisismo y desarrollar una profunda consideración por los demás. Requiere que aprendamos a reconocer y respetar las diferencias entre yo y la otra persona, tratando de ponerme en el lugar y la situación, particular y única, que alguien experimenta. Reconocer a alguien como similar, respetar sus intereses, implica comprender a la otra persona desde dentro.
Sin embargo, para que las personas prosperen, crezcan y se desarrollen es necesario poner en práctica otra competencia: la compasión. La compasión ocurre cuando la empatía es transformadora, es decir, cuando se desarrolla un auténtico deseo de ayuda y la empatía se traduce en acciones concretas. Cuando una persona enfocada al servicio en Ubuntu desarrolla compasión, no solo comprende a la otra persona, sino que también se entrega apasionadamente a dignificar y liberar su potencial.
Sin cuidar a la otra persona uno no puede enfocarse al servicio. El cuidado se opone al descuido y la negligencia y más que una acción es una actitud. “Amar y estar al servicio del otro significa que siempre debemos estar disponibles para dar”.
La premisa básica de la ética del cuidado es, por el contrario, que no es posible cuidar a la otra persona sin cuidarse a uno mismo. Como dice J. Volmink, “para que el servicio sea útil no se puede reducir a hacer cosas, porque puedes hacer las cosas con la mejor intención del mundo y llega un momento en que el servicio no ayuda”. Estar al servicio de los demás no es posible sin cuidar de ti mismo y de tu propio crecimiento y desarrollo personal. Resulta imprescindible romper el mito de que la persona enfocada al servicio debe “estar siempre lista”, incluso descuidando sus propias necesidades. Deberá aprender a equilibrar estos dos polos: “amar / estar al servicio del otro” (considerando las necesidades del uno) versus “estar al servicio del otro / amándose a uno mismo” (respetando sus propias necesidades, objetivos y valores).
Es esta danza ininterrumpida, imperfecta y siempre inacabada la que proponemos realizar desde la metodología Ubuntu. Es una forma de vida y no una acción. Es una manera de ser, no de hacer.