“¿Habéis estado alguna vez en el mar en medio de una densa niebla cuando parece que una tiniebla blanca y tangible nos encierra y el gran buque, tenso y ansioso, avanza a tientas hacia la costa con plomada y sonda, y uno espera con el corazón palpitante a que algo suceda? Antes del comienzo de mi educación yo era como ese buque, sólo que no tenía brújula ni sonda, ni modo de saber a qué distancia estaba el puerto. ¡Luz, dadme luz!, era el grito silencioso de mi alma, y la luz del amor brilló sobre mí en esa misma hora.” Helen Keller , Historia de mi vida.
Helen nace en 1880 en Tuscumbia, Alabama. Cuando tiene 19 meses de edad sufre una enfermedad que le provocó la pérdida total de la visión y la audición. Su incapacidad para comunicarse desde temprana edad fue muy traumática para ella y su familia. La enfermedad la dejó aislada del mundo. Durante casi cinco años creció sin límites ni educación alguna, pateando el suelo cuando quería algo o emitiendo chillidos.
Cuando cumplió siete años sus padres contratan a una institutriz irlandesa, Anne Mansfield Sullivan aquello supuso un punto de inflexión en su vida de aislamiento y sufrimiento de Helen. Anne había padecido problemas visuales por una infección ocular de la cual nunca se recobró del todo, así que comenzó a comunicarse con Helen a través del sentido del tacto. Logró establecer contacto con ella y al cabo de tres años le había enseñado a leer y escribir en braille. Anne se puso al servicio de Helen con todo su corazón y con mucha paciencia y amor. Así se convirtió en fuente de resiliencia y esperanza para ella. Sin rendirse, con perseverancia y valentía.
Helen se capacitó para cursar estudios superiores completando su formación en el Radcliffe College, donde se graduó con la mención “cum laude”. Tras su graduación realizó diversos viajes a Europa y África y comenzó a escribir. Llegó a hablar cuatro idiomas además de su lengua natal el inglés. Sus libros se convirtieron en ejemplo de tenacidad y resistencia frente a las adversidades de la vida, especialmente demostrando que los limites más grandes son los mentales y que pueden salvarse.
Para la metodología Ubuntu Helen es un referente clave. Debió sufrir mucho viviendo aislada, desconectada del mundo, recibiendo estímulos sin ningún significado para ella y además sin posibilidad de expresar ni compartir sus emociones sin embargo gracias al apoyo de Anne convirtió su desventaja en fortaleza y este fue el punto de partida para su crecimiento y desarrollo personal. Aplico su resiliencia, su capacidad de recuperación a través de su humanidad, conectando con Anne para convertirse en persona.
En 1934 tuvo ocasión de cuidar de Anne, cuando está perdió la vista irremediablemente. Las dos mantuvieron su amistad, hasta la muerte de Anne en 1936. Helen consagró su vida a ayudar a las personas ciegas y sordas, como había hecho su institutriz. Falleció en 1968.